¿EXISTEN RELACIONES ENTRE LA DIRECCIÓN DEL CINTURÓN ALPINO-HIMALAYANO, LOS VIENTOS ALISEOS DEL E Y LA DISTRIBUCIÓN DEL COVID-19 EN EUROPA?
Miguel de las Doblas, Instituto de Geociencias,
CSIC-UCM, 28040 Madrid, Spain. doblas@mncn.csic.es
Figura 1. A) Mapa que muestra el balance mundial de muertos y afectados por la pandemia del COVID-19 a fecha 1 de marzo del 2021; (https://www.24matins.es/topnews/portada/balance-mundial-de-la-pandemia-de-coronavirus-el-1-de-marzo-a-las-11h00-gmt-252271). B) Directriz sub E-O simplificada del COOAH con sus diferentes cadenas montañosas. C) Células de circulación atmosféricas terrestre, destacando en el centro la célula de Ferrell que genera vientos alisios que soplan de oriente hacia occidente a lo largo del COOAH (https://es.wikipedia.org/wiki/Circulaci%C3%B3n_atmosf%C3%A9rica).
La hipótesis que presentamos aquí es altamente especulativa, no tiene
fundamento científico y surge esencialmente de la simple observación intuitiva de
un mapa publicado por la agencia AFP que hace balance de las víctimas a escala
mundial del COVID-19 a fecha de 1 de marzo del 2021 (Figura 1A).
Si nos fijamos exclusivamente en el continente
euroasiático en su sector occidental/septentrional (Europa S/SE, Turquía, Arabia,
Irán, Afganistán, Pakistán, India, Burma, China), existe un parecido razonable
entre la distribución de las víctimas del COVID-19 que aparecen según una
directriz que coincide más o menos con la orientación sub-E-O del Cinturón
Orogénico/Orográfico Alpino-Himalayano (COOAH; Figura 1B). La primera reacción
de cualquier persona “standard” ante
esta teoría es que estos dos conceptos no tienen “lógicamente nada que ver” (datos sanitarios versus datos orográficos/tectónicos),
pero gracias a la libertad del “pensamiento
lateral” de nuestro blog “Free
Geobrainstorming”, nos permitimos elucubrar sobre estas increíbles e
inexplicables coincidencias.
Por otra parte, la interdependencia existente
entre los fenómenos que afectan a la Geosfera, la Biosfera, la Atmósfera y la
Hidrosfera es bien conocida desde que J. Lovelock propuso la hipótesis Gaia (https://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3tesis_Gaia) y nosotros sugerimos
que el confinamiento global del planeta por culpa de la pandemia del COVID-19
tuvo sus efectos en los cuatro componentes del Sistema Global Tierra antes
mencionados (https://freegeobrainstormingblog.blogspot.com/2020/09/efectos-del-confinamiento-mundial-por.html).
Debemos señalar que la distribución de los casos
del COVID-19 que se observa en la Figura 1 (que nos sugiere una posible relación
espacial con la directriz sub-EO del COOAH) puede estar sesgada porque estos
datos epidemiológicos corresponden a la concentración de casos en pequeños países
a lo largo de Europa occidental/meridional, mientras que los datos de los países
más grandes (Rusia, China, India, Arabia en Eurasia y EEUU, Canadá, Brasil en
América) se recogen erróneamente con un único punto (deberían aparecer
repartidos por regiones o provincias). Los datos de África que aparentemente no
son preocupantes en realidad son totalmente desconocidos (obviamente, en este
continente, las hambrunas y las guerras son más relevantes que la pandemia).
El COOAH se formó a raíz del cierre del antiguo Mar del Tethys durante el
Cenozoico, atraviesa las latitudes medias de la Tierra y es la cadena montañosa
de colisión continente/continente más grande del planeta, extendiéndose más de
10000 km de O a E (Faccena,
C., y otros, 2013, Tectonics, 32, 80-93): Mediterráneo occidental, Turquía, Irán,
Pakistán, Afganistán, Pamir, Himalaya, Indochina e Indonesia. En la formación
del COOAH intervinieron complejos procesos definidos por la tectónica de placas
tales como subducción oceánica, colisión continental, reajustes corteza-manto,
deformaciones intraplaca, etc.
Un fenómeno clave asociado a la cadena montañosa del COOAH es que en toda
esta región sub O-E circulan con fuerza los vientos alisios provenientes del E
(desde China hacia Europa), dentro de la denominada célula de circulación
atmosférica de Ferrel (Figura 1C). Estos vientos alisios que soplan desde
oriente hacia occidente quedan obviamente condicionados y canalizados por la
fuerte orografía de los macizos montañosos alineados según la directriz global
que define el COOAH en estas latitudes medias.
Asimismo, para poder sustentar mínimamente nuestra
hipótesis de trabajo elucubrativa, deberíamos admitir que en ciertas
circunstancias, el virus del COVID-19 puede mantenerse activo cierto tiempo mientras
es transportado en suspensión por aerosoles activados por los alisios que
soplan desde oriente hacia occidente. En principio, los científicos y la medicina
sugieren que esto no es posible, pero bastantes errores han cometido ya a lo
largo de toda la pandemia como para creerse al pie de la letra sus afirmaciones
(igual de dudosas que las nuestras). Por ello, esta es otra pieza del puzle que
mantenemos “artificialmente” para poder elaborar nuestra truculenta teoría. Tampoco
controlamos una posible distribución temporal de la pandemia que debería
mostrar un avance progresivo desde oriente hacia occidente según nuestra hipótesis.
Finalmente, nuestra hipótesis de trabajo no tiene en cuenta el comprobado
contagio producido por los viajes sin control que ocurrieron al principio de la
pandemia entre los diferentes países del mundo.
Figura 2. El COOAH en sus sectores oriental (A) y occidental (B). Destacamos con un grueso punto negro el origen de la pandemia del COVID-19 en Wuhan, China. Las flechas blancas indican la supuesta dirección de propagación/canalización de aerosoles cargados de este virus, hipotéticamente condicionada por las directrices orográficas del COOAH, sus salientes localizados y los alisios que soplan desde el este (China) hacia el oeste (Europa occidental). Principales cadenas de montaña que componen el COOAH: AL: Alpes; AM: Anatolia; AP: Apeninos; AR: Arabia; AT: Atlas; BA: Balcanes; BE: Béticas; CA: Cárpatos; CM: Cáucaso; DL: Dasht-e-Lut; HE: Helénicas; HI: Himalaya; HK: Hindu Hush; HS: Hengduan Shan; IR: Cadena Ibérica; JU: Jura; HM: Kunlun; PY: Pirineos; ZM: Zagros. Topografía tomada de https://www.mapas-del-mundo.net/mapas/mundo/mapa-grande-topografico-detallado-mundial.jpg
HIPÓTESIS
ESPECULATIVA COOAH/COVID-19
Nuestra hipótesis especulativa parte del origen de
la pandemia en Wuhan, China, hacia finales del año 2019. Suponiendo que el
virus quedara descontrolado en esa región y estuviera omnipresente bajo forma
de aerosoles en el aire, sugerimos que los fuertes alisios dirigidos hacia
occidente pudieron ser encauzados a lo largo de la directriz sub-E-O del COOAH,
canalizándose hacia el oeste por corredores o canales de valles alargados que
existen entre las cadenas de montañas. En la Figura 2 se muestra el posible
recorrido de estos aerosoles contaminados mediante flechas blancas, desde el
extremo oriental del COOAH (A) hasta su extremo occidental (B). La ruta
principal iría desde Wuhan, pasando por la India, atravesando Arabia para
internarse finalmente en el Mediterráneo, afectando a Europa meridional hasta alcanzar
la península Ibérica. Como cualquier “canalización” que se precie, esta ruta
principal llevaría asociadas una serie de derivaciones aprovechando zonas orográficas
más bajas (amplios valles entre picos montañosos) o cadenas de montañas, mares
o lagos favorablemente orientados (Amu Darya, Zagros-Caúcaso, Helénicas-Balcanes,
Adriático-Apeninos, Golfo de Lyon, Golfo de Valencia, Ibérica), alcanzando de
esta manera Europa oriental, central, septentrional y occidental. Uno de los
casos más notables que apoyan nuestra hipótesis sería el contagio masivo del NO
de Italia al principio de la pandemia: podría explicarse por la canalización
forzosa de los aerosoles contaminantes a
lo largo del Mar Adriático (entre las cadenas Helénica y de los Apeninos), topándose
finalmente con la infranqueable barrera cóncava de los Alpes. En conclusión,
sugerimos que existe una relación de causa/efecto entre la dirección Sub-E-O
del COOAH, los vientos alisios provenientes de oriente y la distribución del
COVID-19 en Europa y Eurasia meridional.
Figura 3. Distribución de los tres principales Dominios Metalogénicos del mundo (Wang, R., y otros, 2020, Science China Earth Sciences, doi: 10.1007/s11430-019-9609-0). Destacamos en negro el “Tethys Metallogenic Domain, TMD” que discurre a lo largo de la directriz principal del COOAH.
HIPÓTESIS CONSPIRANOICA:
POSIBLES INTERESES ECONÓMICOS CHINOS EN RELACIÓN CON EL DOMINIO METALOGÉNICO
DEL COOAH
Los complejos procesos tectonomagmáticos acaecidos en el COOAH, dieron
lugar a las mineralizaciones estratégicas inmensamente rentables del denominado
Dominio Metalogénico del Tethys (TMD)
que jalonan todo el cinturón orogénico (Figura 3). La escala y el potencial de los
recursos del TMD son comparables a los Dominios Metalogénicos del Pacífico occidental
y oriental y Paleoasiático y juntos constituyen las tres zonas metalogénicas
más importantes del mundo (Figura 3). En el TMD se encuentran varias
mineralizaciones de primer orden a nivel mundial (Richards, J.P., 2015, Ore
Geology Reviews, 70, 323-345): cinturones de pórfidos de Cu (Gangdese, Irán,
Pakistán), el cinturón polimetalogénico
de Sanjiang, los yacimientos de Au/Ag epitermal del SE de Europa, el cinturón
de Sn del SE asiático y diversos yacimientos de sulfuros masivos, cromita, tierras raras, Sn, Mo, Pb, Zn, etc.
Una posible hipótesis conspiranoica sin fundamento alguno, estaría en
relación con las inmensas riquezas metalogenéticas del TMD a las que lógicamente
podría aspirar el gigante chino (aunque ya explotan la mitad de este dominio) y
que se sumaría al sector occidental del “Pacific
Rim Metallogenic Domain” que ya controlan. Con ello, poseerían los dos tercios
de las riquezas metalogénicas del planeta. No en vano, es bien conocido que China es el único
país que está explorando la Luna y Marte por su cuenta y riesgo, sin contar con
nadie, con el único objetivo de evaluar sus potenciales metalogenéticos y acuíferos.
El resto de los países (EEUU, Rusia, Europa) se han unido en esta nueva carrera
espacial por colonizar/explorar estos cuerpos celestes.
Científicamente, la República Popular China se ha convertido en una de las
primeras potencias mundiales, formando todos los años unos 400-000
licenciados/doctores en ingeniería, física, química, biología, geología,
astronomía, etc. Occidente ya no puede competir con esta superpotencia y de
hecho la mayoría de las revistas científicas de alto impacto están en sus manos
(Figura 4). Science China Press y Science China Earth Sciences dominan el
panorama científico y son parte integrante de la prestigiosa editorial
Springer-Verlag y de la más famosa revista: Nature.
Figura 4. Trabajo de Wang y otros (2020) sobre el TMD, publicado en plena pandemia por Science China Earth Sciences, perteneciente a la poderosa asociación de prensa “Science China Press”. Los editores y revisores también son chinos y en los agradecimientos se comprueba que se han beneficiado de al menos seis megaproyectos millonarios financiados directamente por las autoridades de la RPC.
Curiosamente, el trabajo más reciente sobre el potencial económico y científico
del TMD fue publicado por siete científicos “oficiales” de las academias de
ciencias chinas de Pekin (Figura 4; Wang, R., y otros, 2020, Science China
Earth Sciences, doi: 10.1007/s11430-019-9609-0) y “casualmente” fue
enviado a la revista justo antes del "comienzo oficial” de la pandemia del COVID-19
y fue aceptado y publicado en plena pandemia (marzo-mayo 2020).
Una de las teorías de la conspiración que circulan acerca de esta terrible pandemia sostiene que el virus fue creado intencionadamente en el laboratorio de Wuhan para liberarlo a continuación y dañar la economía occidental (https://allianceforscience.cornell.edu/blog/2020/05/covid-10-principales-teorias-de-conspiracion/). Considerando este obvio bulo, y aplicando nuestra hipótesis de trabajo, no cabe duda que se podría haber barajado el potencial de propagar la pandemia vía aerosoles, utilizando simplemente la concatenación de dos fenómenos naturales “muy provechosos”: los fuertes alisios que se canalizarían a lo largo del COOAH, propagando rápidamente la pandemia hacia occidente. Sería una manera de “adueñarse” indirectamente de las inmensas riquezas metalogénicas del TMD.
Que conste que todo lo dicho en este último capítulo es pura especulación
conspiranoica sin ningún fundamento, pero nos permite exponer nuestras ideas descabelladas como “libre-pensadores” descendientes
de la afamada escuela filosófica francesa.
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