GEOTECTÓNICA DEL TERREMOTO DE TURQUÍA
Miguel de las Doblas
Lavigne
Doctor en Ciencias Geológicas. Máster por la Universidad de Harvard. Científico del CSIC (jubilado). mdoblaslavigne@gmail.com.
Fig. 1. Epicentros de los dos grandes terremotos que asolaron Turquía y Siria a principios de Febrero. También se muestran algunas de las réplicas posteriores (mapa del Servicio Geológico de Estados Unidos).
A) INTRODUCCIÓN (Figuras.
1 Y 2):
El 6 de Febrero del 2023 se produjeron dos devastadores
terremotos (7.8 y 7.5) en el sector suroeste de la “Falla Oriental de Anatolia, EAF” (Fig. 1) de dirección NESO y
movimiento sinestral o antihorario. Estos potentes seísmos se sintieron en todo
Oriente Medio y produjeron una catástrofe humanitaria en Turquía y Siria, de
proporciones nunca vistas desde el siglo pasado. Los equipos de rescate siguen sacando
supervivientes, diez días después de estos movimientos telúricos. Datos
provisionales del Servicio Geológico Americano calculan que los muertos pueden
alcanzar la cifra de 100.000 (los heridos son incontables).
El miércoles 8 de febrero,
fuimos invitados a participar en un especial informativo del telediario de las
21.00 horas de TVE 1, para hablar de la tectónica relacionada con estos terremotos
(Fig. 2). En unos pocos minutos no pudimos explicar las características
geotectónicas relacionadas con este desastre y creemos necesario ampliarlas
adecuadamente en este artículo.
Por desgracia, la
sismología es incapaz de predecir terremotos y a lo más que puede llegar es a mostrar
un mapa de la peligrosidad sísmica, indicando la probabilidad de que se
produzca seísmo de una magnitud determinada, en un plazo de 100 a 500 años. Sin
embargo, estos grandes eventos vienen precedidos por la actividad inusual de ciertos
animales (en Turquía fueron pájaros) y la aparición de breves destellos en el
cielo nocturno (procesos de triboluminiscencia, que también fueron vistos en la
zona.
En los capítulos siguientes (los más “especializados”), explicaremos los devastadores eventos sísmicos de Turquía/Siria en el contexto de la placa de Anatolia y para ello es necesario retroceder en el tiempo, describiendo los acontecimientos geológicos globales que disgregaron el supercontinente Paleozoico de Pangea y generaron finalmente la gran “Cadena Orogénica Alpino-Himalayana, COAH” por una megacolisión continental. Describiremos cómo todos estos procesos se enmarcan dentro de un esquema geodinámico global que incluye los siguientes elementos: tectónica de placas, supercontinente de Pangea, COAH, placa de Anatolia, mega-elevaciones/hundimientos mantélicos, tectónica “antipodal”, riesgos sísmicos en España y consecuencias globales a escala planetaria.
Hemos añadido dos capítulos finales, a raíz de la repetición de otro terremoto importante el 20 de Febrero en una región muy cercana (medio mes después del primero), uno predictivo en el espacio/tiempo y otro en términos de sismicidad inducida.
Fig. 2.
Intervención de Miguel de las Doblas en el especial informativo de Televisión
Española (miércoles 8 de Febrero).
Figura 3: Dibujo original de M. Doblas.
Fig. 3-A: Diagramas esquemáticos que resumen la ruptura del supercontinente de Pangea en dos etapas: A) Triásico tardío a Jurásico temprano (1); B) Jurásico a hoy en día (2). AHB: cinturón alpino-himalayano. ARS: dorsales del Atlántico. CAP: pluma mantélica del Atlántico central. ELTS: dominio europeo subcircular y adelgazado. EQ: ecuador. PAAGH: elevación del geoide entre el Atlántico y África. T: mar de Tethys.
Fig. 3-B: Diagrama muy simplificado que representa la deriva generalizada hacia al NE de los fragmentos meridionales de la Pangea, cerrando el mar de Tethys y generando la colisión entre Eurasia y la antigua Gondwana (Cenozoico a hoy en día). Hipotético polo de rotación antihorario del sector SE de Pangea (círculo la Dorsal del Atlántica); zona magmática AEMZ; elementos de la antigua Pangea que desencadenan el COAH (zonas de cizalla, fracturas, fallas transformantes, trazas de puntos calientes, crestas asísmicas, etc.). AS: Sistema de fallas de Angola. BR: Cresta de Bouvet. CF: falla de Cocos. CLR: dorsal de Chagos-Laccadive. GBS: sistema de fallas de Guinea-Bissau. LMS: Sistema de fallas de Lüderitz-Mombasa. MF: Falla de Mozambique. NR: cresta Ninetyeast. OF: falla de Owen. PD: sistema de fallas de Pelusium. SH: traza del punto caliente de St. Hellen. SLR: cresta de Sierra Leone. WR: Cresta de Walvis. La estrella rojiza representa el evento sísmico de Turquía analizado en este trabajo.
B) ROTURA DEL
SUPERCONTINENTE DE PANGEA Y FORMACIÓN DE LA COAH (Figura 3):
Alguna de las ideas
expuestas en este capítulo han sido tomadas de la siguiente entrada de mi
Blogspot (con la bibliografía pertinente, que no vamos a repetir aquí): (https://freegeobrainstormingblog.blogspot.com/2021/01/earth-rotation-and-accretion-and.html).
Diferentes mecanismos
físicos relacionados con la rotación de la Tierra tuvieron una influencia
decisiva en la evolución del supercontinente de Pangea a partir del Paleozoico:
durante la consolidación de esta gigantesca masa continental, la energía
cinética indujo el desplazamiento de los continentes, los orógenos interiores y
los mares hacia el ecuador; y, desde finales del Paleozoico, tanto las “tensiones
de membrana” (relacionadas con el
abultamiento ecuatorial), como los esfuerzos toroidales inerciales,
desencadenaron la ruptura de la Pangea que se había vuelto inestable por la
propia rotación de la Tierra.
Se pueden distinguir
dos etapas en la disgregación de este supercontinente: 1) Finales del Triásico
a comienzos del Jurásico (Figura 3-A1);
2) Jurásico hasta la actualidad (Figuras 3-A2 y 3B):
1) Finales del Triásico a comienzos del Jurásico (Figura 3-A1):
Esta etapa se caracteriza
por una “Pluma Mantélica Centro Atlántica,
CAP”, un “Dominio Europeo Adelgazado ,
ELTS”, fenómenos de canalización de la CAP hacia el ELTS y el rifting del
Atlántico Central.
La gigantesca pluma del
CAP surgió en el ecuador terrestre (justo donde se juntaban África,
Norteamérica y Sudamérica) y presenta una disposición radial de miles de diques
que convergen hacia ella, constituyendo una gigantesca provincia ígnea toleítica
(~ 3000 x 4000 km) que se originó en el límite entre el núcleo y el manto. Algunas
teorías defienden la idea de que la CAP funcionó como una válvula de escape que
disipó el calor acumulado debajo de la Pangea por aislamiento térmico. Además,
la CAP se vio sometida a fenómenos extensionales de membrana, al pasar el
supercontinente por la zona ecuatorial abultada(coincidiendo con una unión
triple debilitada entre tres cratones resistentes).
Además, se genera un
corredor adelgazado a lo largo de la rama meridional del antiguo cinturón Hercínico
entre la CAP y el ELTS (donde se abrirá el futuro Atlántico central). Entre
estas dos zonas existe un gradiente diferencial de presiones, creando una
especie de “efecto de succión” hacia el NE. El polo de rotación antihorario de la
Pangea, se situaría en el centro del futuro Atlántico central, cerrando progresivamente el Paleotethys y abriendo el Neotethys
(que también terminaría cerrándose con la deriva de los fragmentos de Gondwana
hacia el NE).
La canalización del
manto sublitosférico desde la CAP hacia el ELTS, se produjo a lo largo de una
ancha zona de rotura asimétrica con fallas extensionales de bajo ángulo,
propiciando la creación del Atlántico central. La apertura de este océano fue
favorecida por un sistema de fracturas, al pasar la Pangea por el ecuador
terrestre (como ocurrió a finales del Terciario en el gran Rift africano NS).
2) Jurásico hasta la actualidad (Figuras 3-A2 y 3B):
Esta segunda etapa se
caracteriza por la disgregación final de la antigua Pangea. La canalización del
manto continuó en el sector oriental del Atlántico central, dando lugar a la “Zona
Magmática Africano-Europea, AEMZ”. El flujo continuado del manto
sublitosférico a lo largo de este margen pasivo (junto con el cierre del mar de
Tethys y la apertura del Índico), son el resultado de la tectónica de placas, de
la rotación/deriva anti-horaria de fragmentos de la Pangea y de la colisión
final de dos megacontinentes (Gondwana y Laurusia), generando el COAH.
La canalización sublitosférica continuó desde el Cretácico hasta la actualidad,
dando lugar a magmatismo alcalino desde la cuenca de Senegal hasta Europa. Ciertas
características de los complejos basales de Cabo Verde y de Canarias, sugieren
que estas islas se elevaron entre 4 y 7 kilómetros: enjambres
de diques laminados, rocas máficas/ultramáficas, lavas almohadilladas,
carbonatitas del manto, etc. Las cuencas sedimentarias Triásico/Jurásicas de algunas
zonas costeras del noroeste de África presentan espesores de más de 10
kilómetros, limitadas por fallas normales/lístricas buzando hacia el oeste. El
vulcanismo alcalino generó la “Provincia
Volcánica Europea, EVP” a partir del Paleoceno-Oligoceno, mientras su sector meridional colapsaba extensionalmente,
dando lugar al Mar Mediterráneo.
La
deriva generalizada de los fragmentos surorientales de la antigua Pangea, tuvo su
polo de rotación en las cercanías del punto caliente de “Great Meteor” (en la
dorsal centro-atlántica) y se manifiesta por diferentes elementos alineados
(Fig. 3B): zonas de cizalla, fracturas intracontinentales, fallas
transformantes, trazas de puntos calientes, montes submarinos, dorsales
oceánicas, crestas asísmicas, etc.
Fig. 4 Mapas
esquemáticos del sector Alpino de la COAH (A) y de la placa de Anatolia (B). C
y D son dos símiles “caseros” para explicar el funcionamiento en forma de cuña
de la placa de Anatolia. Imágenes tomadas de Internet.
C) EL
TERREMOTO DE TURQUÍA, LA PLACA DE ANATOLIA Y LOS RIESGOS SÍSMICOS EN ZONAS COLINDANTES
(Figura 4)
En este apartado
analizamos el comportamiento de la placa de Anatolia dentro de la cadena
Alpina, desde la placa Ibérica hasta la placa Arábica (Figura 4A).
La colisión final de las
dos grandes placas resultado de la ruptura del supercontinente de Pangea, generó la COAH de dirección sub-EO. La zona
de Anatolia se sitúa en medio de este orógeno y lo divide en dos sectores
contrastados (Figura 3B): el mundo Alpino al oeste y las montañas más altas del
planeta al este.
La colisión final de Laurasia
y Gondwana, se resuelve en la zona central del gigantesco COAH, rompiéndose el sector
NE de la placa Africana (Figura 4B) en varias microplacas (Anatolia,
Arabia, etc.) y complejos cinturones de
“pliegues-cabalgamientos” (Póntides, Taurus, Zagros, Albortz, Cáucaso, etc.).
Como resultado de las
compresiones hacia el NO de la placa Arábica, la placa de Anatolia adquiere una
geometría en forma de cuña abierta hacia el oeste por una tectónica de
indentación y escape (Figuras 4A y 4B). La placa de Anatolia está limitada por
dos fallas activas que producen grandes terremotos de forma periódica: la “Falla Transcurrente Oriental, EAF”, de
dirección NESO y sentido de movimiento antihorario o sinestral; y, la “Falla Transcurrente del Norte, NAF”, de
dirección sub-EO y sentido de movimiento horario o dextral. Los dos grandes
terremotos que han devastado Turquía y Siria, se generaron en el sector central/suroeste
de la EAF (Figura 1). La descarga de las tensiones corticales por los recientes
terremotos a lo largo de la EAF, conlleva una sobrecarga de las zonas de falla
“bloqueadas” que no se han movido: ie., la continuación de la EAF hacia el SO (Mar
Muerto) y hacia el NE (Irán); la NAF,
con un tremendo historial de seísmos recurrentes. A su vez, otras zonas sísmicas colindantes muy
activas podrían “soltarse” y producir grandes seísmos o episodios volcánicos
catastróficos: los montes Bitlis-Zagros en Irán; los arcos de subducción de
Chipre y del Egeo; la cadena de los
Apeninos en Italia; etc.
A continuación, sugerimos unos
símiles “caseros” para explicar la tectónica de Anatolia, que se cierra
progresivamente en su sector occidental. La Figura 4C muestra una “pinza de la
ropa” abierta por la izquierda: al soltarla lentamente con los dedos, se iría
cerrando y expulsaría una cuña que estuviera en su interior. Esto es lo que
pasa con la “cuña de Anatolia” que se
“escapa” hacia el oeste, sometida a las indentaciones de la placa Arábica. Por
otro lado, la placa de Anatolia funciona como una “bisagra” cerrándose hacia la
izquierda, en la zona central de la COAH, separando dos mundos contrastados
(Fig. 4D). Al oeste, disminuye notablemente la convergencia en la cadena Alpina
y su raíz colapsa gravitacionalmente, abriéndose el Mar Mediterráneo: algo
parecido ocurriría con un bloque de corcho que flota en el agua, teniendo un
lastre de plomo en su base (al soltar el fragmento metálico, el corcho
rebota hacia arriba). Al este, la
convergencia y colisión intracontinental (u obducción) persisten en el Himalaya
(que se sigue levantando): la altura del Everest aumenta fracciones de
milímetros cada año.
Una de las cuestiones más candentes en España, es la
posibilidad de que una catástrofe similar ocurra en nuestro país. En la
península, los mapas de peligrosidad sísmica indican “períodos de retorno” de unos 200 a 500 años
para que se produzcan terremotos devastadores en algunas de las zonas más
sísmicas de España: Granada, Almeria, Murcia, Pirineos, Islas Canarias,
Atlántico oriental, etc. La zona de Granada es la que tiene más riesgo en la
península y en ella se han producido varios seísmos devastadores. Este es el
caso del famoso “terremoto de Andalucía” (1884; M≈6.4) que destrozó muchos
pueblos de la Axarquía, sintiéndose en toda España: allí funcionó una falla
transcurrente EO que pasa por Arenas del Rey (el epicentro del seísmo), Alhama
de Granada, Ventas de Zafarraya, etc., La falla extensional NNO de Padul-Durcal-Nigüelas
ha generado también grandes eventos sísmicos y es el resultado del colapso
gravitacional de Sierra Nevada: es la falla más espectacular de España, con
enormes “facetas” triangulares” que se observan en el frente de la cadena
montañosa más alta de la península (Mulhacén y Veleta). Sin embargo, la lista
de los seísmos más catastróficos la encabeza el Terremoto de Lisboa (1755; M≈8.5)
que fue el más importante y desastroso del que se tiene constancia en los
registros históricos. Se produjo a lo largo de un cabalgamiento soterrado bajo
un monte submarino Atlántico al SO del Cabo de San Vicente (cresta Horseshoe): se
sintió en España, Portugal, Marruecos, etc., causando el colapso de numerosos
edificios y maremotos gigantescos. El gran megatsunami que generó, cruzó el
Atlántico en pocas horas, alcanzando las
costas de América. Esta misma zona volvió a sufrir varios seísmos importantes
en 1969 (M≈ 7.8) y 2007 (M≈ 6.0). El terremoto de Almería (1522; M≈ 7.0) es el
más antiguo de los que se tenga constancia y devastó la ciudad. En Murcia se
producen regularmente importantes seísmos a lo largo del sistema de fallas dextrales
(sentido horario) de Alhama de Murcia. Mencionemos también los históricos
colapsos gravitacionales de las Islas Canarias que presentan importantes desniveles
gravitacionalmente inestables: el Teide es la cumbre más alta de España y, si se
considera su continuación bajo el mar, alcanza cotas similares a los ochomiles
del Himalaya. La isla de Gran Canarias alcanzó fama mundial por las
predicciones de unos geólogos ingleses: el posible deslizamiento de la caldera
de Taburiente generaría un megatsunami que anegaría Nueva York
(EE UU) y las costas de Portugal, Marruecos, Inglaterra, Azores,
Portugal, Francia, España, etc. Por último, existe el peligro de tsunamis en
las costas andaluzas, el Golfo de Valencia y las Islas Baleares, como resultado
de fuertes terremotos en la zona sísmica de Argelia.
Fig.5. Visión global de
Turquía como zona central del hemisferio euroasiático y africano (A). Antípodas
de Turquía la Polinesia francesa. Imágenes tomadas de Google Earth (A: interpretada por nosotros) y de Internet (B).
D) VISIÓN GLOBAL DE TURQUÍA
Y SUS ANTÍPODAS (Figura 5):
En este capítulo,
explicaremos brevemente nuestras ideas sobre la “peculiar” situación que ocupa Turquía
en el planeta, como centro de “un sistema de fracturas globales”: unas son concéntricas
y rodean a este país como capas de cebolla (transformantes del Índico, bordes
occidentales de Europa, límite occidental de la placa africana, Mar Caspio,
etc.); otras son radiales y apuntan a Turquía (Mar Rojo, megafracturas
trans-africanas, borde N de Iberia, borde O de la India, Golfo Pérsico, etc.). Esto
se observa en nuestra Figura 5A que diseñamos en el año 2009 (como registra la
imagen satelital). Ante la relevancia de Turquía en un hemisferio terrestre,
parece necesario buscar sus antípodas en el opuesto: estas se encuentran en la
Polinesia francesa (Fig. 5B; PS en Fig. 6-B4). En el siguiente capítulo, veremos
la importancia que tiene este penacho caliente del manto en la evolución final
del océano Pacífico.
Figura 6:
6A.
Secciones ecuatoriales de la Tierra, que representan el modelo de tectónica
de megaelevaciones y megahundimientos del manto. Se muestran dos etapas
consecutivas en el tiempo: 1-3: etapas de fragmentación del supercontinente de
Pangea; 4: comienzo de la rotura del superocéano de Panthalassa. 1: Carbonífero. 2: Permo-Carbonífero. 3:
Triásico a Jurásico. 4: Cretácico. D:
núcleo externo fluido. DD: subducción de la corteza. UA: megaelevación de la
astenosfera. RF: flujo de retorno. SP: superpluma. SS: restos de placa oceánica
hundida.
6B. Diagramas idealizados que
muestran la ruptura progresiva del superocéano de Panthalassa, el nacimiento
del océano Pacífico y la configuración subelíptica actual del hemisferio
Pacífico por mega-elevaciones mantélicas y superplumas 1: Jurásico medio. 2:
Cretácico medio. 3: Mioceno inicial. 4: situación actual. Los diagramas
muestran el crecimiento progresivo y la subducción de la placa del Pacífico.
CA: Arco del Caribe. H: Hawai. J: Corteza Jurásica. K: corteza Cretácica. NAO: orógeno
norteamericano. OJ: Provincia ígnea de Ontong-Java. PS: mega-elevación mantélica
de Polinesia. R: dorsal oceánica. SA: arco de Scotia. SAO: orógeno
sudamericano.
E) MEGA-ELEVACIONES/HUNDIMIENTOS
MANTÉLICOS, TECTÓNICA DE PLUMAS Y
TECTÓNICA “ANTIPODAL”: LA CONEXIÓN ENTRE PANGEA Y PANTHALASA (Figura 6):
Alguna de las
ideas expuestas en este capítulo han sido tomadas de la siguiente entrada de mi
Blogspot (con la bibliografía pertinente, que no vamos a repetir aquí) (https://freegeobrainstormingblog.blogspot.com/2020/12/mantle-upwelling-tectonics-pangea.html).
Sugerimos
que tres tipos de procesos geodinámicos globales (tectónica de placas, tectónica
de plumas y tectónica antipodal), tuvieron una influencia fundamental en la evolución
de la Tierra desde el Fanerozoico. Proponemos un modelo en dos etapas que se solapan en el
tiempo: 1) Una período de tipo “Pangea”
(Figs 6-A1, A2 y A3), donde este supercontinente rodeado de zonas de subducción,
reacciona mediante una megaelevación del manto terrestre por aislamiento
térmico, liberando el calor allí acumulado a través de válvulas de escape, todo
lo cual contribuye a romper esta gigantesca masa continental. 2) Una etapa de
tipo ”Panthalassa” (Figs. 6-A4 y 6B)
caracterizada por una megaelevación del conjunto del manto terrestre por debajo
de este superocéano, rompiendo esta gigantesca placa e induciendo el nacimiento
del océano Pacífico a partir de una unión triple rrr inicial y el impacto
subsiguiente de una superpluma Cretácica. La evolución del océano Pacífico dio
lugar a dos tipos de márgenes destructivos, dentro de lo que se conoce como “el
anillo de fuego”: uno occidental donde la subducción de la litosfera oceánica
ultra-caliente desencadenó una serie de profundas fosas arqueadas con
direcciones y vergencias variadas ; y, uno oriental caracterizado por una
subducción continuada desde Norteamérica hasta Sudamérica, resultado de un
flujo mantélico lateral que se escapa hacia el este en dos zonas (Placa Caribe
y Placa Scotia). Nuestro modelo sugiere que el nacimiento y el modo de
expansión del nuevo océano y la ruptura y deriva del supercontinente mega-elevado,
son fenómenos conectados a través de procesos secuenciales del conjunto
núcleo-externo + manto + corteza, como los que aquí se detallan: ruptura del
supercontinente relacionada con una mega-elevación mantélica, penetración
masiva de las placas subducidas a través del manto, flujo de retorno del
manto, impacto del megapenacho
superoceánico, hundimiento de las placas subducidas hacia el límite núcleo/manto
y ascenso de una superpluma suboceánica.
La tectónica de placas
clásica otorga un papel predominante a las traslaciones horizontales entre las
placas litosféricas, con una participación menor e independiente de episódicos eventos de elevación y hundimiento del manto terrestre.
Sin embargo, es evidente que los eventos verticales de ascenso/descenso del manto, han contribuido decisivamente a una
serie de procesos geológicos globales, incluida la ruptura de superplacas o el “reciclaje”
de la corteza oceánica terrestre. Sin embargo, carecemos de un esquema geodinámico
global que explique los movimientos horizontales y verticales durante la
evolución de la Tierra, aunque hay varias propuestas: elevaciones de puntos
calientes, eventos alternativos de ruptura y colisión de placas, ciclos de
Wilson, tectónica “pulsátil”, etc.
La ruptura de
gigantescas masas continentales podría deberse a procesos de aislamiento térmico que actúan
sobre los “casquetes” supercontinentales, dando lugar a condiciones mantélicas
más calientes de lo normal y una inestabilidad generalizada de las masas continentales.
Este aumento de la temperatura del manto debajo de los supercontinentes, causaría
una asimetría global en la disipación del calor terrestre, acelerando la
circulación debajo del hemisferio terrestre y aumentando la transferencia de
calor hacia el superocéano.
Fig.7. Terremotos ocurridos a lo largo de la EAF en Febrero de 2023 (estrellas amarillas-rosas): 1) Día 6 (7.5 y 7.8). 2) Día 20 (6.6). Círculo azul-morado: zona de alto riesgo de próximos terremotos devastadores (dentro de 15 a 30 días) en el sector NE de la EAF y en la zona oriental de la NAF. Imagen tomada de Internet, añadiendo nuestra propia interpretación
F) PREDICCIONES A CORTO Y LARGO PLAZO, TRAS LA REPETICIÓN DE OTRO SEÍSMO EN LA REGIÓN EL 20 DE FEBRERO (Figura 7):
Como adelantamos en nuestro trabajo, al soltarse la EAF en el primer terremoto, los sectores bloqueados de la misma podrían reactivarse al SO o al NE. Esto ha ocurrido al SO y por lo tanto, ahora sí que nos atrevemos a hacer una predicción en el tiempo y en el espacio de qué región podría sufrir un nuevo seísmo antes de un mes. La EAF (del centro hacia su terminación al NE), junto con la NAF (en su sector más oriental), son ahora las zonas "todavía bloqueadas" que podrían producir un gran seísmo (de Magnitud entre 6 y 8) en los próximos días: 15 a 30 días. Esto no puede ser de otra manera, porque la "cuña" de la Placa de Anatolia ha quedado bloqueada en su "escape habitual" hacia el oeste ya que solo se ha "soltado" en el sector suroccidental de la falla EAF. Otra zona de alto riesgo en este periodo de tiempo, es el sector NO de la Cadena orogénica iraní de Bitlis-Zagros, aunque es mucho menos probable (en nuestra opinión). Es obvio que se volverán a repetir terremotos destructivos en esta zona altamente sísmica en los próximos años (magnitudes superior a 7) y no se pueden predecir.
G) IMPLICACIONES EN CUANTO A SISMICIDAD INDUCIDA POR EL HOMBRE (Figuras 8, 9 y 10):
Finalmente, mencionaremos el efecto antrópico de “causalidad” que parece existir entre las diferentes guerras que asolan esta zona desde hace casi 200 años (Guerras Mundiales, de Oriente Medio, de Ucrania, etc.), la continua extracción de hidrocarburos en todas los países colindantes y los terremotos inducidos por el ser humano sobre zonas “pretensadas” por esfuerzos tectónicos(como la placa de Anatolia). Las estimaciones de los mapas de peligrosidad sísmica de Turquía, sugieren un periodo de retorno de entre 300 a 500 años y sólo han pasado 74 años desde el último gran seísmo. Esto nos hace sospechar que las “actividades” antrópicas han podido “anticipar” el devastador seísmo de Turquía. Es bien sabido que la sismicidad puede ser inducida por el hombre de diferentes modos y a diferentes escalas: tráfico (microsismicidad), minería, grandes obras civiles, bombardeos, extracción o inyección de hidrocarburos, sobreexplotación de acuíferos, fracking, subida del nivel del mar, embalses (macrosismicidad), etc. (Fig. 8). Los mapas internacionales sobre sismicidad inducida, reconocen miles de casos en todo el mundo (Fig.9), incluyendo varios ejemplos que investigué hace años en España: Lorca, Castor, Jaén, Doñana, etc.
La sismicidad inducida en Turquía en las cercanías de la EAF, es altamente significativa, con dos casos relacionados con el llenado/vaciado de embalses (Fig. 10). En el año 2017, la presa de Ataturk (Figura 7) produjo un terremoto de magnitud 5.5 en el sector SO de la EAF: parece obvio que alguna relación tiene que tener este embalse con los terremotos que acaban de devastar Turquía. Esta posibilidad no aparece en los medios de comunicación de ese país, que deberían investigar todos los posibles factores que hayan podido intervenir en este desastre. A raíz del terremoto del 20 de Febrero en las cercanías del primero, sería aconsejable vigilar que en el embalse de Atatürk no se produzcan variaciones antrópicas indeseadas que alteren los esfuerzos corticales.
Fig.8. Tipos de
sismicidad inducida o anticipada relacionada con actividades urbanas, actividades industriales
y el cambio climático (diseño de Julia
de las Doblas).
Fig.9. Sismicidad
inducida en todo el mundo según el “Human-Induced-Earthquake-Database, HiQuake”
(base de datos de los terremotos inducidos por el hombre).
Fig.10. Sismicidad inducida en el entorno de Turquía según el “Human-Induced-Earthquake-Database, HiQuake” (base de datos de los terremotos inducidos por el hombre). Llama poderosamente la atención que dos embalses han generado terremotos en las cercanías de la EAF. La estrella negra indica la localización de la gigantesca presa de Atatürk que “anticipó” un fuerte seísmo de magnitud 5.5 en el año 2017.
H) CONCLUSIONES:
En este trabajo hemos intentado resumir los diferentes procesos tectónicos que podrían estar involucrados en el desastroso terremoto de Turquía, con la esperanza de que la “ciencia” pueda ser de alguna utilidad a la hora de prevenir/explicar futuros seísmos catastróficos. Ante todo, queremos mandar todo nuestro apoyo y sentido pésame a los habitantes de las regiones afectadas. Valgan de antemano mis disculpas a los lectores no especializados en Geología que pueden encontrarse con un texto difícil de leer.
Hemos recurrido a todas las escalas geológicas en el espacio (centimétrica a planetaria) y en el tiempo, retrocediendo hasta el Fanerozoico supercontinental y superoceánico. Asimismo, hemos analizado los diferentes tipos de modelos geodinámicos de la Tierra, incluyendo la tectónica de placas, la tectónica de plumas, la tectónica antipodal, la teoría de indentación/escape, los esfuerzos de membrana, las plumas mantélicas, las megaelevaciones/megahundimientos verticales del manto terrestre, etc.
Consideramos necesario transcribir las complejas nociones expuestas en este trabajo, de una manera más divulgativa que pueda llegar a cualquier lector no especializado. El terremoto de Turquía puede ser explicado con modelos tectónicos regionales y sencillos, pero es necesario retroceder en los tiempos geológicos para tener una visión más completa de las causas geológicas originales. La distribución de los continentes, océanos y orógenos que observamos hoy en día no es más que una “instantánea” de un planeta que ha ido evolucionado a lo largo de muchos millones de años. Es cierto que el millón de años (la medida básica del tiempo geológico) es una escala temporal a la que no estamos acostumbrados los humanos: nuestra vida raramente sobrepasa los 100 años, con lo cual necesitaríamos ¡10.000 generaciones! para alcanzar esa medida básica. Los continentes actuales estuvieron unidos en una sola masa supercontinental (la Pangea) a finales de la Era Paleozoica (Carbonífero, 335 m.a.) y esta comenzó a romperse en el tránsito Triásico/Jurásico (175 m.a.), derivando los fragmentos y generando nuevos océanos (Atlántico, Pacífico, etc.), continentes (América, África, Eurasia, etc.) y futuras cadenas de montaña. La distribución actual y el funcionamiento de las placas tectónicas de la Tierra se pueden resumir en tres elementos fundamentales: 1) Un océano con bordes pasivos sísmicamente tranquilos, en pleno crecimiento a partir de las dorsales sísmicas que emiten constantemente lavas (el Atlántico). 2) Un océano rodeado de zonas de subducción (el “círculo de fuego”) que se va consumiendo poco a poco y presenta un alto riesgo de terremotos y vulcanismo (el Pacífico. 3) Unas zonas de colisión intracontinentales donde se forman las montañas más importantes del planeta (COAH, Andes, Cordillera Norteamericana, etc.) y que son lugares con una alta peligrosidad sísmica y volcánica. El modelo geotectónico global para explicar la evolución del planeta se ha ido transformando poco a poco, desde el verticalismo predominante a principios del siglo XX, al horizontalismo o tectónica de placas (de 1950 hasta la década de los 70), hasta llegar al modelo actual basado en grandes plumas mantélicas íntimamente ligadas al movimiento de las placas (conciliando los dos modelos anteriores).
Finalmente, en los dos últimos párrafos, analizamos las implicaciones predictivas que sugiere el nuevo seísmo del 20 de Febrero en la EAF (en la zona altamente sísmica de la placa de Anatolia) y la hipotética implicación de la "mano del hombre" al contribuir a desestabilizar la corteza altamente "sensible" con variaciones hidrológicas en la presa de Ataturk.
Por último, mencionar un tema digno de ser tomado en cuenta y hacernos reflexionar, fuera de los cauces científicos “oficiales”: 1) El “centro” del mundo geotectónico (Turquía, Fig. 5A), se acaba de reactivar con los dos recientes terremotos en la Placa de Anatolia. 2) Esta misma zona representa el centro geopolítico/militar del planeta, con la guerra de Ucrania que nos hace “temblar” a todos. ¿Casualidad o causalidad?
Agradecimientos: A Televisión Española, por ofrecerme la posibilidad de intervenir en un medio de comunicación de alta audiencia. Agradecerle a mi amigo y compañero Carlos Martín Escorza (tristemente desaparecido) una formación mental librepensadora. Nasreddine Youbi y Antonio Ezu han sido siempre buenos amigos e insuperables colegas para numerosas y fructíferas discusiones científicas. Mi hija Julia de las Doblas me ha ayudado infatigablemente en los trabajos ofimáticos que tanto se me resisten y ha diseñado varias figuras. Agradezco también el excelente trabajo de delineación de José Arroyo (Figuras 3 y 6).
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